En la penúltima reunión de la Mesa Negociadora del I Convenio Colectivo del Fútbol Femenino, de la que Futbolistas ON forma parte junto a UGT y AFE, la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF) ofreció 20.000 euros al año de sueldo mínimo para cada jugadora por una jornada semanal de 35 horas. La contraprestación es modificar el marco regulatorio actual para que los clubes puedan gestionar la competición y sus activos comerciales y de patrocinio, que no los derechos audiovisuales, pues estos son de cada club. A cambio, solicitaron la colaboración de los tres sindicatos para realizar una petición conjunta al Consejo Superior de Deportes (CSD) y a la Federación Española de Fútbol (RFEF).
Actualmente, la competición es gestionada en exclusiva por la RFEF, sin que los clubes tengan ningún tipo de poder de decisión sobre ésta.
Pues bien, a diferencia de AFE, tanto UGT como Futbolistas ON vimos esta propuesta con buenos ojos, pues resolvería el mayor problema de nuestro convenio colectivo, como es la temporalidad. Además, la cantidad ofrecida supera con creces los 14.000 euros que muchas futbolistas estaban dispuestas a aceptar como salario mínimo.
Sin embargo, y curiosamente en la misma línea en la que se ha posicionado AFE, la RFEF no parece predispuesta a facilitar el crecimiento y el desarrollo económico del fútbol femenino español. Así, en un comunicado emitido la semana pasada, aseguró ser la titular en exclusiva de los derechos de transmisión audiovisual de la competición y negó la posibilidad de que los clubes puedan comercializar estos derechos. Ahora bien, como manifestó la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMV) en su resolución del 19/07/2018, estos derechos pertenecen a los clubes y son ellos los que tienen la capacidad de explotarlos económicamente.
Pero ahí no queda la cosa, pues, tal y como ha adelantado ‘Onda Cero’, la RFEF aún quiere ir más lejos y este martes tiene previsto aprobar en su Junta Directiva la creación de una competición paralela a la Liga Iberdrola, lo cual supone, no solo dar al traste con todo lo que se ha avanzado durante cinco meses en las negociaciones del I Convenio Colectivo y en cierto modo faltar al respeto al gran trabajo realizado por muchas futbolistas, sino que pone en peligro la viabilidad del fútbol femenino español ahora que había empezado a crecer.
Con su postura, en la que lo más grave de todo es que va de la mano de AFE, la RFEF ha demostrado su falta de compromiso al intentar espantar la llegada de potenciales operadores interesados en los derechos audiovisuales, ya que sin estos ingresos será imposible que los clubes puedan afrontar ningún tipo de negociación colectiva.
En definitiva, la RFEF primero bloqueó la negociación del I Convenio Colectivo y ahora pretende dinamitar la Liga Iberdrola, con lo que demuestra que lo último que le importa es el fútbol femenino español y las futbolistas, las únicas a las que tanto la RFEF como los sindicatos se deben, sin importar de dónde salga una financiación que los clubes están intentando conseguir precisamente para ayudar. Salvo que haya unos intereses personales, dividir nunca es una buena idea y si algo demandan las futbolistas es precisamente unidad y respeto.